5 de abril de 2012

Palacio de Versalles


La lámina propuesta para comentario nos presenta un tema arquitectónico de estilo Barroco, el Palacio de Versalles.
El palacio, cuya construcción se atribuye a Le Vau y a Mansart, de más de más de seiscientos metros de contorno está formado por dos fachadas: la principal orientada hacia el centro de la ciudad, y otra trasera que se abre a los grandes jardines diseñados por Le Nôtre. La fachada principal que es la que aparece en la lámina, de gran pureza clásica presenta tres cuerpos: el cuerpo inferior consta de sillares almohadillados y ventanas como ventas simétricamente perfectas; en cuerpo central posee pilares que sostienen arcos de medio punto, que a su vez están decorados por pilastras jónicas que sostienen un entablamento. Los arcos son grandes ventanales que dan luz al interior; el cuerpo superior o ático cuenta con ventanas rectangulares y una  balaustrada que lo remata, y que además sirve de base a una decoración  de jarrones y trofeos.
Al tratarse de un edificio barroco podemos observar el movimiento de plantas formando terrazas que rompen la monotonía del edificio, además, del empleo de un orden gigante. También es un edificio que tiende a la horizontalidad herencia renacentista, e integra el paisaje estando la arquitectura en contacto con la naturaleza.
Cabe destacar que la sobriedad clasicista exterior, al contrario que la suntuosidad interior, con espejos, pinturas, lámparas de cristal… destaca la galería de los espejos claro ejemplo del carácter ilusorio y escenográfico del Barroco, o la Capilla real.
 El Palacio de Versalles se construyó para ser residencia del rey Luis XIV. Sin embargo, por su grandiosidad y suntuosidad fue usado para la exaltación de la monarquía absolutista y como muestra de la hegemonía política de Francia en Europa. El palacio fue construido de acuerdo con la concepción de que la autoridad del rey tenía carácter divino. El monarca se convertía en el centro universal del poder, girando todo a su alrededor.
Este magnífico palacio se convirtió en un nuevo modelo urbanístico y arquitectónico, siendo además el máximo representante del imperio francés. Por estos motivos será el modelo a seguir por los palacios europeos del siglo XVIII. En España veremos sus influencias en construcciones como el Palacio de Oriente de Madrid o el Palacio de Aranjuez.

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