5 de abril de 2012

Apolo y Dafne


La lámina propuesta para comentario nos presenta un tema escultórico realizado en mármol, Apolo y Dafne de Gian Lorenzo Bernini.
En esta obra barroca, apreciamos como Bernini juega con la dicotomía entre el movimiento, elemento de primer orden en este estilo y en esta obra, aparece el momento en el que Apolo va a alcanzar a Dafne, apoyándose únicamente en un pie, en los brazos de la ninfa, uno más alto que el otro, los cuerpo se arquean el uno del otro, los ropajes y el pelo también se mueven; y la quietud, por parte de la ninfa que ya se esta transformando. Además juega con lo rugoso, apreciado en las texturas de las hojas y lo pulido, consiguiendo un gran realismo. Se observa un gran detallismo en el tratamiento de los paños, multiplicándose en esta etapa los pliegues, que puede recordarnos al gran maestro Fidias; observamos además las anatomías en tensión, de gran expresividad y con gestos retorcidos, sobre todo en la ninfa. Todas estas características hacen de esta obra barroca una de las más representativas del periodo.
Esta ella Bernini hace referencia al mito en el que Apolo quiso competir con Eros en el arte de lanzar flechas, éste como venganza le arrojó una flecha de oro, que causaba un amor inmediato a quien hiriere. También hirió a la ninfa Dafne con una flecha de plomo, que causaba el rechazo amoroso. Así que cuando Apolo vio un día a Dafne se sintió herido de amor y se lanzó en su persecución. Pero Dafne, que sufría el efecto contrario, huyó de él. la ninfa pidió ayuda los dioses que la convirtieron en laurel. Cuando Apolo alcanzó a Dafne, ésta iniciaba la transformación: su cuerpo se cubrió de dura corteza, sus pies fueron raíces que se hincaban en el suelo y su cabello se llenó de hojas. Apolo se abrazó al árbol y se echó a llorar.
Bernini no sólo fue un escultor extraordinario, equiparable a Miguel Ángel, sino además un excelente arquitecto. Entre sus obras además de esta destacan otras como el Rapto de Proserpina o su David donde apreciamos un estilo propio caracterizado por su sentido escenográfico, su misticismo, el uso de las curvas y los planos múltiples, además de las figuras helicoidales. En una segunda etapa  aflora todo el genio escultórico del autor, y ahora los ropajes y la luz adquieren una mayor importancia, características que apreciamos en su San Longinos y especialmente, en el Éxtasis de Santa Teresa, culmen de la escultura barroca por la expresión del sentimiento que arrebata el cuerpo de la santa, el movimiento y la caída de los paños.
Como arquitecto también concebirá obras tan importantes como el Baldaquino de San Pedro del Vaticano.
 Bernini conservó aspectos renacentistas, recuperando temas mitológicos y manieristas, consiguiendo composiciones de un mayor dinamismo. Su obra es el culmen del periodo Barroco y que influirá durante todo el siglo XVIII en el terreno del arte.

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